Los jóvenes son personas en las que predomina la acción sobre el pensamiento, lo quieren probar todo y se sienten absolutamente libres y desafiantes.
La sexualidad se encuentra presente durante toda la existencia humana, pero en la juventud se vive y manifiesta de manera un poco diferente a como se expresa en otras etapas de la vida. En este período surgen sensaciones e impulsos de tipo sexual que se encuentran relacionados con los cambios biológicos que enfrentan todas y todos los jóvenes. Los cambios hormonales provocan que se tengan deseos y fantasías eróticas, que se quiera sentir placer físico a través del propio cuerpo y del cuerpo de otros, especialmente de quien te gusta.
Estas sensaciones generalmente los toman por sorpresa, por eso la angustia, el temor, la incertidumbre y la confusión revolotean en tu cabeza, más aún si no se tiene la información necesaria para comprender mejor lo que te está pasando, o si no se cuenta con personas confiables que te puedan escuchar y orientar seriamente.
En el varón el riesgo mayor está puesto sobre su propia vida. En la mujer el mayor riesgo está en la posibilidad de un embarazo.
Las relaciones en los jóvenes son enormemente inestables, dura más un bizcocho en la puerta de una escuela que un noviazgo, aunque se piense que va a ser para toda la vida.
En este período la experiencia sexual deja un sabor muy amargo de algo rápido e insatisfactorio en el muchacho y de denigración y rechazo en la mujer. En el varón es más la alharaca de hablar de coito que lo que se goza, y en las mujeres el temor, dolor y posibles consecuencias.
Los adolescentes y jóvenes no están preparados para tener un hijo. Esta es quizás la condición más exquisita de la adultez. Ser padres requiere de un aprendizaje duro de la vida.
Son muy comunes los «amores imposibles», al enamorarse de personas mayores o inaccesibles. Esto tiene un propósito muy importante: dar seguridad; lo cual se logra al imaginar o fantasear lo que se quiere, desea y haría, sin tener que enfrentar en la realidad a la persona amada. Con el paso del tiempo, los jóvenes se van sintiendo más a gusto y seguros de sí mismas/os al estar en contacto con personas del otro sexo.
Los jóvenes deben aprender que todo tiene su tiempo y su lugar. Que la época antes de los 18 años no es para el ejercicio de la sexualidad. Que no se está preparado y que el riesgo es muy grande. Sin embargo, la verdad es que la tendencia a las prácticas sexuales a estas edades existe y debemos afrontarla. En este caso no nos queda más que enseñarles la anticoncepción y concientizarlos del peligro de un embarazo y de las enfermedades de transmisión sexual.
En Edesa siempre estaremos listos para apoyarte y escucharte, nuestro grupo de docentes sabrán como orientarte y buscar la solución a tus problemas.