Autor: Redacción Onmeda
Revisión médica: Dr. Tomás Rodelgo
Cómo prevenir el cáncer de piel
Ya sea en la ciudad, en la playa o durante una ruta de senderismo en la montaña, cuando se toma el sol la piel queda expuesta a una luz demasiado intensa.
Es muy importante protegerse adecuadamente para evitar quemaduras y prevenir el cáncer de piel. Y es que, la luz actúa como una engería que puede dañar y alterar las células de la piel y, a largo plazo, esto puede provocar cáncer de piel.
Sin una protección adecuada, el resultado suele ser una quemadura que provoca desagradables síntomas, como ardor, sensación de calor y picor. La quemadura solar puede afectar a muchas áreas del cuerpo, e incluso, puede llegar a producir síntomas generales como fiebre, náuseas y problemas circulatorios. Sin embargo, las lesiones provocadas por el sol pueden evitarse de forma sencilla si la exposición al sol es segura y se siguen algunas recomendaciones básicas.
1. Evitar el sol al mediodía
Mientras se practican actividades al aire libre como montar en bici, leer o pasear por la playa, es bueno tomar el sol. Sobre todo, si estas actividades se realizan por la mañana o por la tarde evitando así la exposición al sol durante las horas centrales del día (de 12 del mediodía a 3 de la tarde).
Los niños menores de dos años no deben exponerse directamente a la luz del sol ni a la intensidad de los rayos UVA durante el día. Como regla general, se recomienda permanecer en la sombra cuando la luz del sol es muy fuerte, pero incluso así, es necesario tener cuidado. Aunque en la sombra la radiación es más débil, sigue existiendo riesgo de sufrir una quemadura. Por lo tanto, incluso a la sombra, es muy importante protegerse adecuadamente.
2. Elegir el factor de protección solar adecuado
Usar crema solar es fundamental cuando uno se va a exponer al sol. Pero además, es importante elegir un factor de protección que sea adecuado y se adapte al tipo de piel y a la intensidad de los rayos UVA. Especialmente, durante los primeros días del verano deben utilizarse productos con un factor de protección solar alto (25, 30, 35 o 50). Sin embargo, las cremas solo protegen del sol durante un tiempo limitado y deben contener un filtro adicional contra los rayos UVA, que son los que provocan daños a largo plazo, tales como el envejecimiento prematuro de la piel o cáncer de piel.
3. Calcular el tiempo de la exposición al sol
Para averiguar durante cuánto tiempo protegerá la crema solar, se debe multiplicar el tiempo de protección natural de la piel por el factor del protector solar. Por ejemplo, un tipo de piel muy clara se puede proteger de forma natural durante unos 10 minutos, por lo tanto, con un protector solar de factor 15 la piel estaría protegida durante 150 minutos. Cada persona tiene una protección natural diferente dependiendo del tipo de piel, pero por lo general, el tiempo suele ser de entre 10 y 30 minutos.
4. Usar suficiente protector solar
Usar siempre grandes cantidades de protector solar. Como norma general, un adulto suele necesitar aproximadamente 35 gramos de crema solar para cubrirse totalmente el cuerpo, lo que corresponde aproximadamente a cuatro cucharadas grandes. Además, es importante echarse crema regularmente porque el protector solar se elimina con el sudor, con el roce de la tela (por ejemplo, el bañador o la toalla) o al bañarse.
5. Protegerse con antelación
Después de aplicar la loción, se debe esperar entre 20 y 30 minutos antes de tomar el sol. Esto es debido a que no todos los protectores actúan de inmediato y algunos tardan unos minutos en hacer efecto. Es importante asegurarse de echarse crema especialmente en las áreas más sensibles a la luz como el cuero cabelludo, la cara, las orejas, el cuello, la espalda, el pecho y el dorso del pie.
6. Protección solar desde el interior
Las personas especialmente sensibles al sol deben reforzar la protección de la crema con antioxidantes adicionales como la vitamina E, el licopeno, el betacaroteno o los polifenoles. Aunque la efectividad del protector solar ha sido probada científicamente, algunas sustancias como el beta caroteno, pueden reducir la sensibilidad de la piel y aumentar su resistencia al sol en ciertas circunstancias. Sin embargo, deben combinarse con el protector solar.
7. Evitar el uso de cremas solares poco fiables
Este tipo de productos anuncian un 100% de protección contra los rayos ultravioleta dañinos para la piel, pero no es así, porque existe un cierto porcentaje de la radiación que siempre llega a la piel a pesar del uso del protector solar. Elige siempre protectores solares de confianza.
8. La ropa también protege
Como alternativa o complemento del protector solar adecuado, la ropa también puede proteger la piel: los pantalones largos y las camisas ofrecen una protección eficaz contra los componentes de la luz solar. Además, se debe usar un sombrero o una gorra.
El factor de protección contra los rayos UVA varía dependiendo del color, el tipo de material, la densidad de las fibras y el grosor. Por ejemplo, una camiseta de algodón tiene un factor de protección de 5. Existe ropa especial que se usa como protección contra el sol. Este tipo de ropa lleva un logotipo amarillo indicando el factor de protección, por ejemplo, 40 UPF.
9. No olvidar las gafas de sol
Los ojos también necesitan una protección adecuada contra la radiación solar. Por lo tanto, es muy importante usar gafas de sol homologadas. Para reconocer qué gafas de sol son buenas, entre otras cosas hay que fijarse en que lleven la marca CE (Comité Europeo), que certifica que las gafas son apropiadas para proteger los ojos contra las quemaduras del sol y que el producto cumple con las directivas europeas aplicables. Además, deben especificar la categoría del filtro, la 1 es para un resplandor bajo pero una buena protección y la categoría 4 es para un brillo alto y una protección aún mayor. Para que las gafas de sol sean de calidad no tienen por qué ser cara
Color y grosor. El color y el grosor de las gafas es menos determinante. En cambio, deben adaptarse a las relaciones anatómicas de la cara y ser suficientemente grandes como para proteger los ojos del sol y los reflejos por todos los lados.
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La importancia de proteger los ojos del sol. Además de en la piel, los rayos del sol pueden producir quemaduras y lesiones en los ojos. El resultado pueden ser daños en la córnea y en la retina que pueden llegar a ser irreversibles. Usar gafas de sol es una medida de protección fundamental para evitar los efectos negativos del sol en los ojos.
Falta de concienciación. Todo el mundo conoce la importancia de proteger la piel con crema solar en verano, pero a menudo se descuida la protección de los ojos. Una de las causas es la falta de concienciación sobre los daños que puede suponer para los ojos una larga exposición a la luz solar intensa, especialmente, en la playa o en la montaña.
Tiempo. A veces un solo día de exposición al sol puede ser suficiente para dañar la sensibilidad del ojo. Al igual que en la piel, la radiación ultravioleta en el ojo puede provocar una quemadura.
Una pausa. Pocas horas después de tomar el sol puede producirse una irritación conjuntival, que se manifiesta con ojos rojos o llorosos. En este caso, los ojos necesitan unos «días sin sol» hasta que se recuperen.
Problemas a largo plazo. Sin embargo, los daños no siempre pueden revertirse tan fácilmente: todas las partes del ojo pueden verse afectadas por la radiación solar o ultravioleta. Un ejemplo de esto es la queratitis fotoeléctrica, que afecta a las capas más superficiales de la córnea y provoca enrojecimiento y dolor.
Pérdida de visión. En casos graves, la capa más externa de la córnea incluso puede llegar a destruirse o se puede producir una inflamación provocada por la queratitis que deje cicatrices en la córnea que conduzcan a una pérdida de la visión irreversible.
Cataratas. También la retina, la capa de células sensibles a la luz en el interior del ojo, está en riesgo cuando se mira directamente al sol. A la larga, una intensa radiación UVA favorece el desarrollo de cataratas y una degeneración macular asociada a la edad (DMAE).
Grupos de riesgo. Las personas con poca pigmentación en la piel, los niños de piel clara e incluso los adolescentes, son especialmente vulnerables a la radiación solar, porque en ellos la pigmentación protectora no está todavía completa.
Protección para los más pequeños. Los niños son más propensos a sufrir los efectos perjudiciales del sol en los ojos, debido a que sus ojos son más permeables que los de los adultos. Por lo tanto, el médico aconseja a los padres proteger a sus hijos con gorros y gafas de sol.
Lentillas que protejan. Si se utilizan lentes de contacto, deben ser con filtros UVA. Sin embargo, esta protección no es suficiente si se va a estar expuesto al sol, por lo tanto también se deben usar gafas de sol como protección adicional.
¡Ponte el sombrero! También es importante usar sombreros o gorras con visera, ya que frenan el deslumbramiento y los reflejos del sol que podrían afectar a los ojos al entrar lateralmente en la zona entre la cara y gafas.
Consulta médica. Es recomendable acudir a una revisión oftalmológica antes de comprar un par de gafas de sol, porque algunos síntomas como la sensibilidad a la luz y el resplandor pueden tener otras causas, como por ejemplo una enfermedad de la retina o del vítreo.
Lo bueno no es caro. Para que las gafas sean de buena calidad no tienen por qué ser caras. También existen gafas de sol económicas que ofrecen una correcta protección frente a los rayos UVA.
Comodidad. Además de la seguridad, se debe tener en cuenta la comodidad, que depende del tamaño de las gafas y la posición de las lentes en los ojos.
Gafas de calidad. Antes de comprar unas gafas, es recomendable consultar a un oftalmólogo que podrá aconsejar mejor que si se compran unas gafas por internet o en una tienda.
Tinte. Muchas personas piensan que lo mejor para sus ojos son unas gafas de sol particularmente oscuras, pero realmente, el tinte o el grado de absorción de las lentes no tienen absolutamente nada que ver con el nivel de protección.
Protección contra los rayos UVA. Es muy importante que las gafas lleven la marca de protección «UV» o CE. Así, el fabricante garantiza que las gafas de sol cumplen con los requisitos de calidad europeos válidos.
Color y grosor. El color y el grosor de las gafas es menos determinante. En cambio, deben adaptarse a las relaciones anatómicas de la cara y ser suficientemente grandes como para proteger los ojos del sol y los reflejos por todos los lados.
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La importancia de proteger los ojos del sol. Además de en la piel, los rayos del sol pueden producir quemaduras y lesiones en los ojos. El resultado pueden ser daños en la córnea y en la retina que pueden llegar a ser irreversibles. Usar gafas de soles una medida de protección fundamental para evitar los efectos negativos del sol en los ojos.
CUIDADOS TRAS LA EXPOSICION AL SOL
Si ya se ha producido la quemadura, se debe evitar cualquier tipo de contacto con la luz solar hasta que la quemadura haya sanado completamente. Además, se pueden tener en cuenta las siguientes recomendaciones:
- Aplicar geles calmantes en las zonas afectadas varias veces al día.
- Si el dolor es intenso se pueden tomar analgésicos como el ácido acetilsalicílico o el paracetamol.
- Es recomendable beber líquidos en abundancia. Sobre todo, agua y zumos mezclados con agua mineral.
- Aplicar cremas hidratantes especiales que ayuden a la cicatrización de las áreas afectadas de la piel.
Antes y después de la época de exposición al sol, que suele corresponder con los meses de verano, es recomendable visitar al dermatólogo para someterse a una revisión de la piel. De esta manera se detectan de forma precoz posibles lesiones precancerosas.